

El Covid-19 ha generado una difícil situación a nivel mundial, su propagación ha causado así una pandemia de proporciones alarmantes que ha afectado la salud de los habitantes del planeta y de manera colateral al sistema económico global.
Colombia no ha sido ajena a esta situación y uno de los sectores perjudicados de manera sensible ha sido la minería a pequeña y mediana escala de orden local y regional; debido a que el ritmo laboral fue mermado a mínimos históricos y la demanda de minerales descendió de manera considerable, situación que ha llevado a muchas explotaciones mineras legales a suspender operaciones o trabajar a “media máquina”.
Es claro precisar que más del 85 % de los Títulos Mineros en Colombia están catalogados como pequeña y mediana minería, por la categorización de sus recursos y la demanda local o regional que presentan.
Aunque desde el inicio de la cuarentena nacional obligatoria, decretada por el gobierno de la República de Colombia, la minería estaba y ha estado dentro de las excepciones para la movilidad y trabajos dentro de las actividades permitidas; es claro que la suspensión de proyectos de infraestructura influyo directamente en la disminución de las operaciones de minas y canteras dedicadas a la explotación de Materiales de Construcción, que representa el mineral más extraído a nivel nacional.
Por esta razón es necesaria la articulación de los diferentes sectores económicos para así maximizar el sector de la minería a nivel nacional; es de vital importancia para el globo económico y social de los sectores circundantes, dado que es generadora de empleo directo e indirecto por el alto impacto social y económico que representa en muchas ocasiones.
Es de vital importancia precisar el valor que tenemos todos los que hacemos parte del mundo económico minero en el país, seamos titulares mineros, operadores, trabajadores de las minas y/o canteras, asesores técnicos, proveedores, comercializadores, transformadores, compradores y demás para con el país y con nuestras familias; por lo tanto articular planes de bioseguridad para salvaguardar nuestra vida y evitar al máximo el riesgo de contagio por el virus que ha ocasionado toda esta pandemia es una necesidad, una urgencia y un acto de responsabilidad; pero más importante aún ponerlos en práctica no solo en el campo laboral si no en cada aspecto de nuestra cotidianidad.
MANUEL ANTONIO HERNÁNDEZ VEGA
Ingeniero de Minas
Esp. En Gerencia En Seguridad Y Salud En El Trabajo